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Mostrando las entradas de 2015

Desde el jueves

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Que eres muy buena decían, de quienes escucha y mientras hablas se les ocurre una idea y te interrumpen con los ojos bien abiertos, las manos en el camino a tu boca y te dice ''yo vi eso el otro día'' tan buena, como que me digas que el closet tiene 'varios huecos' , esos desgraciados huecos, como la pared, como la silla roja, como sus manos, y seguía ahí, escuchando sin una pizca de sorpresa, como si fuera difícil de sorprender, y ellos tratando de escudriñarle como para ver que tan tolerante podía ser. Me gustan las mujeres les decía, y me gusta cuando llevan el cabello suelto y sin darse cuenta se convierte en obra y giran, te ven, con el aire bailando entre... y se van, te dejan hecho arte. Eres muy buena mi cielo, mi amor; me escuchas, me miras a los ojos, justo a los ojos, pasas tu mano en mi frente cuando suda por ti, por tus movimientos, y cierras los ojos mi vida, dejándome en la penumbra buscando tu mirada, queriendo que el tiempo se congele y qued

La maldita corriente

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Habíamos bebido toda la noche, ay si, había sido toda la noche, ella decía que era por su prima, la que se murió trágicamente, para ella fue como si se fuese evaporado, porque creo (según lo que recuerdo) que no tuvo la oportunidad de verla en las últimas ocasiones en que habían acordado, y cuando estuvieron cerca de verse ella cambio sus planes (para verse con el) y lo dejo todo así, sin finalizar; yo lanzaba mis brazos al frente, como golpeándolos en el aire, y subía la cabeza hasta que sentía que se dormía mi cuello, cerraba y abría los ojos y sonreía, sonreíamos, nos tomábamos de las manos, bajamos corriendo las escaleras y corríamos fuera del estacionamiento, corrimos tres cuadras enteras hasta que ella se detuvo y comenzó a llorar. Al ver sus ojos ser engullidos por aquella tormenta de lágrimas y convertirse en un huracán rojo, sostuve con mis manos el borde de su cara y le dije ''mírame'' estábamos casi en medio de la calle, apenas podía verla bien y comenzó

Demasiado joven

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Nos fuimos del lugar a eso de las 12, sus manos estaban frías y la manera en que me miraba, como desconcertado; le dije: ''fue como en cámara lenta'' Estábamos aun en la parte de la historia en que todo esta muy tenso, en que las piernas no se sostienen solas y la mano en la cadera resulta ser el detalle mas importante. Pensaba en la desesperación del día en que me dijeron que estabas con la del pelo negro, la que se llamaba como las hadas que contaban las horas, las del cuento de los astros y el montón de cosas absurdas, algo como ''El veintidós''. Ella iba detrás de ti, mirando al suelo, como cuidando de no pisar las minas (recuerdo que les decías así) y tu ibas sonriendo, como si minutos atrás se fuesen estado riendo de cualquier banalidad o evento trivial al cual poca importancia le dieron, como si tuvieran toda su vida queriéndose así, a risas, a pasos lentos, a miradas perdidas.  Sus manos trazaban mis lineas, y mientras las mujeres que

¿Que tendrá la princesa?

Los suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido el color. - R.D Hace unos años estuve enredada en una situación bastante sentimental con una persona de plástico, de esas que caminan al ritmo del ''qué dirán'' y  que rara vez la hallas ponderando las cosas de su vida para crear una lista sana de prioridades. Cuando trataba de ser sensato, justo, carecía del sentido común y de razón para justificar ciertas cosas, le escaseaban puntos fijos donde sujetarse, y de éste modo toda su estructura no se disipaba, no, sino que bajo ciertas circunstancias, sin tomar en cuenta la manera en cómo fuimos a dar juntos, hubo intervalos durante nuestra relación en que su temperatura cambiaba, a veces cubría mis manos con las suyas mientras las tenia en la mesa, mientras que en otras ocasiones, solo miraba al infinito para voltear y mandarme a cerrar la boca, y a medida que esto sucedía el iba adquiriendo un sin fin de formas, matices y dimensiones.

Réquiem para nosotros.

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Paginas en blanco mamá Plumas en mis pulmones y ganas de vomitar.  Identificar lo básico no como la base sobre la que se sustenta una cosa, o algo indispensable, mucho menos esencial, seria lo mas apropiado en esta caminata, ver que lo básico de esto es, era, (era,  ¿de verdad?) que poco correspondias lo bajo de los volumenes, que poco escuchabas lo violento de las voces, y que cuando me acercaba a besar, a besar para saciar, era absurdo encontrarme con una pared de vidrio ante mis ojos, mientras que afuera, a donde tus ojos no se han posado recientemente, yo estoy en el suelo, con la mano derecha en mi frente, y la izquierda emanando humo, humo para el aire, aire que no llega a mis pulmones mientras me dejo invadir por los celos, el pensar que yo pienso en banalidades, inventos carnales, historias de domingos con cuerpos sin vida que mi dedos fingen imitar, y que tu, tu,  géminis con nombre de dias, sin otro tu que encontrar, te dejas invadir por la pausa intermitente de los ep

Pero yo no quiero.

Me pongo un vestido largo, de esos que me gusta, con los flecos bailando en mis hombros y la espalda un tanto cubierta, bien tallado en la cintura y con aquel vuelo celestial que desvanece en crema a la hora de girar y buscarte entre la multitud. Me miro en el espejo, y como cosa rara qué sé yo por qué, trato de divisarte entre tanta gente que se refleja en éste; ha pasado tanto tiempo desde la ultima vez que platicamos que parece que verte ha sido una primicia estos dos días. Besaste mi mano como solías hacerlo, te inclinaste y me llamaste hermosa, así como cuando estábamos tomando un baño tan lejos de la playa, así como cuando te detuviste entre risas y me miraste, me miraste con ojos de honestidad, de ternura y amor, y me dijiste que realmente era hermosa, que todo eso que yo consideraba ''feo'' era hermoso para ti. Recuerdo cuando estábamos horas acostados en tu lecho, y el tiempo se iba en mirarnos, sin decir palabra alguna, nos mirábamos, y me decías que me amaba

Dos minutos en tu cabeza

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¿Irnos? dijo así como con aire de agonía, lucía cansada, y luego del ademan de dejar el lugar pensé que verdaderamente todo esto sucedía por lo que ellos dijeron, tu sabes, ay por favor, ''tan difícil de llevar'' como si fuera una caja negra que al principio arrastran con los pies y cuando creen que es lo suficientemente liviana como para agacharse y recogerla, se topan con que es como un peso muerto, y que por mas que intenten no lo pueden levantar. Nos fuimos, así como cuando nos dejamos de hablar para complacer sus ganas de matar la amargura que precede a aquello que la irrita, y aunque caminaba sin premura, a tan solo unos pasos delante de mi, podía oír cómo sollozaba; trate de subir las escaleras con las manos y los pies para lograr llegar a una buena posición, una en la que pudiera llevar con ambas manos la situación, y respire, deseando tragar el aire que entraba como sucias bocanadas de gases verdes que no me alimentan para nada, miraba derredor, como siempre

Cuentas Claras.

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Tener 12 años es la aventura de la vida, la mejor etapa de todas las que te tocan vivir de ahí en adelante, porque creo, es el inicio del acuerdo eterno con las hormonas; siempre he tenido presente que si en algún momento de mi vida se me otorga un deseo irreversible, que sea capaz de llevar a cabo cualquier acción en mi vida, cualquier cambio, lo que yo quiera, desearía tener 13 años. Probablemente sea por todo eso que hice mal, que no hice o que me encantaría volver a hacer, por ejemplo; a los trece años nunca piensas en el daño que pueden crear las palabras, nunca piensas que los amigos que ahora posees desaparecerán en un par de años, (no todos, pero alguno lo hará, o tú lo harás) no sabes que si escuchas muchos consejos, como el típico ''no tienes la cabeza para el cuerpo que posees'' o el ''¡cómo te vas a poner eso! es totalmente vulgar'' o aquel ''tú no tienes edad para andar teniendo novios'' . Tener trece años es comenzar a v

Taipei 101.

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Es como si estuviese a merced de lo desconocido, como en frente de un seco manojo de cambios (como si pueda materializarlos) y dejara que cada aspecto que en su momento me llevo a conocer la amargura tras estar frente al firmamento, fuera poco a poco, y de manera imprecisa, llevándose la cotidianidad de aquellos días cuando te citaba a Ruben Dario, y veía en ti la posible sombra en el desierto de los días, para que me llevaras a tu encuentro y con canciones que no me gustan, me hicieras dejar de contar los días. Si supieras, el desconsuelo con el cual te hable el otro día, no es mas que un poco de lo que contengo luego de cada aroma que viene y baila en mi cerebro, causando tanto desdén, hacia ti, hacia todo eso que yo llamaría ''eso'' solo por no tomarme el tiempo a explicarlo, a buscar las palabras adecuadas para describirlo, como si todo lo que supiera, o persuado a mi misma de saber, fuese un montón de símbolos que juntos o separados no tienen sentido alguno; te

A menos que sea de mi.

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Acábame, haz que me gaste, que no quede nada de mi; redúceme a un montón de desechos, como si fueses hecho conmigo (exactamente lo que quiero que hagas) lo que te dio la gana, como si estuviese agonizando y fueras cierta bacteria mortal que me llevará de ser una moribunda a que hagan de mi actos póstumos, por lo que nunca logre conseguir. Quiero que me grites, que me hieras, que me mires... y toques mis manos, te rías de ellas, te inclines para simplemente hacer un gesto y lograr percatar que yo lo capté, que lo tome con mis manos como si fuera algo concreto, y lo estrujé, lo aplasté, y te corresponda; morderme los labios hasta sangrar, para que el poco cabello quede en tus manos, que tu mano derecha esté bailando en mis muslos, y entonces dejas de inclinarte, y en lugar de emplear tus gestos le das lugar al mejor juego de tu vida... que pidas con tus ojos, podría ser sublime si tu voz no acompañara la melodía que produce el choque de tus labios, pidiendo, gritando, exigiendo, desea

Declive.

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Que le hayas dicho que sí mientras todavia pensabas en eso, que nunca te hayas despedido de la ilusion optica que te mantuvo distraido durante horas esa mañana, que me digas que son demasiado defectos, que yo verdaderamente ya estoy cansada. Tus reflejos me enferman, el recuerdo de tu pesado cabello bailando en tus hombros, dejando vestigios de un momento que para ti fue tan importante pero que yo nunca consideré, tus mentiras, la hipocrecia y el pasado, son elementos que conforman un circulo de orgullo, de demasiado orgullo, que resulta impenetrable; las noches viendo cómo despedazan corazones, llevandose consigo pedazos de historia que probablemente yo me siente a recordar y tu, tu continues diciendo que yo soy quien deberia considerarte mas, tu dolor, tu carga, a ellos, gritandote todo el tiempo, llevandose tus alegrias, tus esperanzas, lo poco que has (¿hemos?) logrado recuperar. Hablando de eso, casualidades, como aquel dia cuando me conociste, pasando a mi lado, diciendo tanta

Ocaso.

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Creo que si empujo las cosas un poco más, la boca terminará por romperse, abriéndose como un agujero negro que tiende a pintarse hipotético ante los ojos de la ciencia. Ya nada es como solía ser hace unos días atrás, y siento como si millones de afiladas púas están sobre mi, siendo una especie de escudo, pero al mismo tiempo hiriéndome como si realmente lo mereciera, por todo el daño que cause, por la daga en la mano a mi espalda, por la boca rota como si las mentiras fueran a salir cantando y por todas las ganas retenidas de sostenerla por el cabello y besarle las manos. Me detengo así, viendo como todo va hacia un lado del barco y empieza a saltar al mar, a nadar burlándose de mi lejanía y lo mucho que éstos se van a salvar y yo me voy a quedar ahí, en el barco, en el medio de la nada; con el cursor arriba, que no me deja bajar, se tranca, se traba en esa bendita esquina derecha para no dejarme bajar y leer qué me dijiste, con la música limitada, los tonos contados, y la vida así

J. C.

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Nos conocimos en una fiesta, el día ese cuando tu no quisiste quedarte conmigo; recuerdo muy bien que él estaba de malas con la morena, si, si, la del nombre raro que empieza por C, algo como Celina, Cecilia, Cerina, algo así; yo estaba un poco cansada porque pensar en ti tiende a agotar mis pocas reservas de paciencia, y porque sucede que, pienso en ti todo el tiempo. Mas que ir por las chicas, o quizás por el amargo sabor del vodka, creo que fui porque Luisa me invito, ella nunca ha faltado a  mis reuniones; yo te dije que ella solía sentirse muy bien con mi compañía, espero recuerdes eso. Me quede hasta tarde limpiando la mesa, detesto las manchas circulares que deja el café, y el olor de alcohol desparramado como si del cielo cayera. Estoy muy segura que él y Celina, Cecilia, Cerina, (una de esas) venían juntos en el tren, y creo que después de mi eventual dualidad (tremendo error) mis sentimientos quedaron un poco apaciguados; sin embargo, sentí pena por ella, estaba llorando,

Sobre tu triste ciudad.

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Pasamos a su lado, descaradamente, hablando de lo mucho que deberíamos llegar a casa y hacer una lista sobre las mil y un cosas que debemos organizar; solemos ser muy ordenadas. Desde hace un tiempo ya dejamos de echarnos a morir por no poder respirar cuando, entre una gran multitud, se nos vienen las ganas de vomitar a la cabeza. Tu sabes, esas que son incontenibles, antecedidas por ese gusto salado que te envuelve la boca y ahí, poco a poco apoderándose de tu control, llega, lo escupes en su cara, le dices que te traiciono, que te encontró mal parada, que te tuvo que pedir un montón de disculpas. Me gustaba mucho poner una cosa tras otra, por orden cronológico; primero me eche al piso y contenía la respiración buscando morir porque tu no alcanzabas mi posición, porque yo debía llamarte a gritos cundo aun estabas a mi lado, justo cuando reconocí que si la del problema no soy yo, no hay motivo por el cual cambiar, poco a poco fui entendiendo que si no ves las cosas de la manera e

De ayer.

Lo demás es predecible, como que ella tomara tu lugar de esa forma tan sutil, sin mas ni menos. Es que ambos lo sabíamos, yo siempre volvería a aquel campo de margaritas porque en tus colinas solo hay pavimento; no me gusta. Ella me dice que te menciono demasiado, que probablemente a todos los he mencionado mas de una vez ¿le dolerá? Y tu lo sabes ¿no? que todas las excusas que tomaste por razones, no fueron mas que simples hechos que jamas iban a encajar con esta historia, y lo sabemos... tu buscando un él, yo buscando un ella. Al final me contaron que estuviste en donde ya el sol no llega, y que hablaste con ella, que aguantaste todo eso que esta escrito un poco atrás, a donde quedo aquella preocupación tan grande con respecto a tu boca cerca de esos suspiros, como los de ella, ¡Dios! estos suspiros toman los tuyos y bailan con ellos hasta dejarlos al frente de un enorme pelotón de fusilamiento y sucede, ella me aprieta, con las pecas en sus manos, sus cejas yendo a 5 kilómetros por