¿Que tendrá la princesa?

Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
- R.D

Hace unos años estuve enredada en una situación bastante sentimental con una persona de plástico, de esas que caminan al ritmo del ''qué dirán'' y  que rara vez la hallas ponderando las cosas de su vida para crear una lista sana de prioridades. Cuando trataba de ser sensato, justo, carecía del sentido común y de razón para justificar ciertas cosas, le escaseaban puntos fijos donde sujetarse, y de éste modo toda su estructura no se disipaba, no, sino que bajo ciertas circunstancias, sin tomar en cuenta la manera en cómo fuimos a dar juntos, hubo intervalos durante nuestra relación en que su temperatura cambiaba, a veces cubría mis manos con las suyas mientras las tenia en la mesa, mientras que en otras ocasiones, solo miraba al infinito para voltear y mandarme a cerrar la boca, y a medida que esto sucedía el iba adquiriendo un sin fin de formas, matices y dimensiones.
Durante esos días que estuvimos uno al lado del otro, me di cuenta que su forma de hablar cambiaba cuando estaba con sujetos que el solía llamar amigos, de esos de plásticos que caminan al ritmo del ''que dirán'' y que no poseen prioridades: un millón de soles para tener el cabello al punto, un millón de estrellas para llevar la camisa del ''check'' y unos zapatos que posean la misma marca, porque el que vive allá arriba no tiene para pan, pero si para una billetera con 3 hojas de laurel.
Yo lo lamentaba, lamentaba ver la forma en que me carcomía el hecho de que en lo mas profundo de las caricias y las bromas, de las manos en los hombros y caderas, no había nada mas que una trivial preocupación por lo que sucedió y lo que sucederá, mientras en la esquina yo me encontraba gritando, con las manos en el aire, de un lado a otro, exigiendo tan solo un poco de estabilidad.
Una persona de plástico es una persona que carece de densidad, de eso que la conforma, son de esas personas impermeables, de esas a las que les lloras semanas, y las lagrimas se resbalan en su estructura, y se vuelven realmente muy contaminantes, porque tienden a culparte de tus propias penas, de tu soledad, de tu lejanía, y  rara vez se dan cuenta del daño que ocasionan a quienes tratan de no moldearlas, de no usarlas como aislante, como flotador, sino como una persona, como alguien que debería disfrutar ser, simplemente ser, que deberían darse cuenta que al estar con ellas soy lo mas alto en una montaña y cuando se van, así, tan estrepitosamente, dejándome a merced de la gravedad, donde todo vuelve a su lugar, ahí, justo ahí, no soy nada mas que alguien rodeado de fuego, fuego que consume todo lo que sea, plástico, planes, futuro, lo que fuiste, lo que hiciste, lo que pudimos seguir siendo, carne, carne, carne.
Yo no pretendo ocultar lo que pienso, es decir, quien carece de un matriarca muy poco sabe liderar, cómo confiar en la expedición que hace un año me propuse, si lo que busco es algo que para obtenerlo tendría que hacerle cambiar, rediseñar su intenciones y crear un nuevo plan de acción, en el que haya una figura correcta en la cual poder fijarse, una que le enseñe responsabilidad y solidaridad, honestidad y paciencia, que le saque la venda de los ojos y le llene los sueños con un mejor concepto de la realidad, que le enseñe la humildad y la gratitud, que le brinde la imagen de respeto que nunca tuvo para palpar y que durante los días de sacrificio le invite apreciar el resultado del esfuerzo y coloque los dedos alrededor de sus ojos, para mantenerlos abiertos y se anime a mirar, a mirar que es mejor recoger su propia cosecha, a que morir de hambre solo porque no se quiere ensuciar las manos; el que tenga la galleta que se la coma, porque no todo viene en bandeja de plata.
El amor de plástico no se hace como el natural, ese que se da poco a poco, y que tiene un poco de todo, paciencia, ansiedad, trabajo duro, celeridad, confianza y deslealtad, el amor de plástico es triste, como ese que te hace ir y esperar, que te hace disfrutar de algo que mientras ocurre te hace pensar si estas yendo mas allá de lo que tus principios dictan, de lo que tu crianza te ha enseñado, el amor de plástico te hace llorar, te hace estar con los ojos cerrados deseando escuchar voces que te dicen que todo esta bien y que puedes abrir los ojos, el amor de plástico son voces al otro lado de la pared, voces que se flagelan, que se hieren, que se despedazan el pasado, el respeto, lo valores que debería tener una familia; el amor de plástico simplemente no se hace, se da solo, cuando aceptas un roce en la mejilla que no viene de los labios, cuando lloras y no es de felicidad, cuando abrazas y solo te quieres soltar, el amor de plástico se da así, sosegando todo lo que se quiere decir, dejando a un lado el rodeo y yendo al grano, destrozando aquel tiempo de espera que tanto se hizo esperar, las expectativas, la ilusión de verle hacer eso que tanto querías, sutilmente y de forma rápida, para dejar a su paso amargura, desastre y penuria, cual si fuera un suplicio.

                                                                                     Ojala fueran pasado años. 

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