Réquiem para nosotros.

Paginas en blanco mamá
Plumas en mis pulmones y ganas de vomitar. 
Identificar lo básico no como la base sobre la que se sustenta una cosa, o algo indispensable, mucho menos esencial, seria lo mas apropiado en esta caminata, ver que lo básico de esto es, era, (era, ¿de verdad?) que poco correspondias lo bajo de los volumenes, que poco escuchabas lo violento de las voces, y que cuando me acercaba a besar, a besar para saciar, era absurdo encontrarme con una pared de vidrio ante mis ojos, mientras que afuera, a donde tus ojos no se han posado recientemente, yo estoy en el suelo, con la mano derecha en mi frente, y la izquierda emanando humo, humo para el aire, aire que no llega a mis pulmones mientras me dejo invadir por los celos, el pensar que yo pienso en banalidades, inventos carnales, historias de domingos con cuerpos sin vida que mi dedos fingen imitar, y que tu, tu, géminis con nombre de dias, sin otro tu que encontrar, te dejas invadir por la pausa intermitente de los episodios de ira y dejas a un lado lo que solia ser una prioridad para ti y el ser inconsciente ahora es visto por tus ojos como parte de la lejanía; y las amas en tu futuro porque ahora quieres hacerlo todo bien. 
Sin mencionar las circunstancias de cómo fuimos a parar juntos, yo vistiendo de negro y tu usando caretas, la de justo para los lunes, la de elocuente para el martes, miércoles y jueves con agallas, ingenuo los viernes y sábados, los domingos de héroe, capaz de cambiar al mundo y su contenido apocalíptico para la semana que viene, dejándome afuera, con ellas, sus aromas, sus sabores, sus dedos, lenguas, lagrimas, incitando a procrastinar aquello de lo que sobria no me acuerdo, y en estado de colores poco llego a recordar, Dios mio, por qué por qué.
Acercándome voy, a la escena en donde salto de un edificio y al abrir mis ojos soy un ave en pleno vuelo, voy a la izquierda y siento el aire en mis plumas, volteo a la derecha y veo la misma pared de vidrio y a ti al otro lado, siendo lo que mas quiero en este momento, tu cabello en mis dedos, tu boca en mi cuello, y tus ojos cerrados, divisando colores porque para qué pensaré que te vas a poner a recordar. 
Y lo siento amigos míos, temerarios y poco influyentes, lo siento porque caí en pleno vuelo, caí directo a donde menos me lo imaginaba, sin vació previo, sin la sensación de perdida y vértigo, solo mis manos convirtiéndose en puños luego de dejarlas al frente y hacer como si las viera (realmente buscaban el vació) para luego llevarla a las finas lineas que trazan tu cara bajo la luz amarilla, como un recuerdo de octubre del año pasado, como volviendo de un sueño en el que vuelvo a caer de un edificio pero no vuelo, mi cielo no vuelo, voy de subida y me siento sobre el, mi nariz encaja perfectamente a un lado de la suya y nuestros labios superpuestos, sus manos subiendo por la espalda, y mis ojos cerrados, divisando colores porque para qué me voy a  poner a recordar, escucho su voz,  ¿su voz? por qué su voz, si su voz es tu voz, y no habia tiempo para pensar; abrir los ojos era un escenario infame, su rostro (de él) era de ella, con sus cejas delicadas, su cabello oscuro, yo sentada sobre sus muslos (descritos como esa porción de terreno considerada arte) ella, maldita sea ella, y tenia sus manos alrededor de mi cara, preguntandome si estaba bien, y abría y cerraba los ojos, y era él, ahora él, y las primeras veces de todo pasaron ante mis hombros como una brisa gélida dejando cierto celaje, sus labios me eran conocidos, su olor me era ameno, como los años que estuvimos juntos, y todas las historias que nos contamos, compañeros en crimen y ahora se difuminaba, como degradandose en escala de grises y mis manos se movian como tratando de buscarlo en el vacio, abriendo y cerrandose, dejando tras si el dolor por no encontrar mas nada que un montón de caras que yo había besado, en esa ráfaga de segundos que pasaron de forma tan efímera, rostros que nunca habia visto, con formas poco simetricas que no eran de mi agrado, lloré, porque era como estar cegada, mientras tu a mi lado estabas alterado, preguntándome si me encontraba bien; ni yo lo sabia, solo veia sangre corriendo por mis manos, metiendose entre las uñas y la carne, vidrios en mis pies, vidrios en mi cabello y la boca profanada, sus muslos como montañas vírgenes, el olor de mayo dibujado en un rió, un géminis acabado, mis manos buscando, ¿en donde esta la pared de vidrio?, dónde esta, dónde esta, ella gritaba que todo estaba en orden, no había sangre de verdad, sus cejas enarcaban misterios y tus ojos y los míos disfrutaban cerrados, buscando el paraíso, divisando colores, cual si fuera un caleidoscopio, formas, figuras y colores, porque para qué nos vamos a  poner a recordar.


Adiós sonata de luna y sol. 

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