J. C.

Nos conocimos en una fiesta, el día ese cuando tu no quisiste quedarte conmigo; recuerdo muy bien que él estaba de malas con la morena, si, si, la del nombre raro que empieza por C, algo como Celina, Cecilia, Cerina, algo así; yo estaba un poco cansada porque pensar en ti tiende a agotar mis pocas reservas de paciencia, y porque sucede que, pienso en ti todo el tiempo. Mas que ir por las chicas, o quizás por el amargo sabor del vodka, creo que fui porque Luisa me invito, ella nunca ha faltado a  mis reuniones; yo te dije que ella solía sentirse muy bien con mi compañía, espero recuerdes eso. Me quede hasta tarde limpiando la mesa, detesto las manchas circulares que deja el café, y el olor de alcohol desparramado como si del cielo cayera. Estoy muy segura que él y Celina, Cecilia, Cerina, (una de esas) venían juntos en el tren, y creo que después de mi eventual dualidad (tremendo error) mis sentimientos quedaron un poco apaciguados; sin embargo, sentí pena por ella, estaba llorando, limpiando con la manga  del suéter la mancha de rimel que aun luego de tanto esfuerzo quedaba chorreada en su mejilla; supongo que él tiende a ser muy arrogante, su brazo izquierdo con tatuajes, su boca decorada con ese exquisito (y delicado) y corto bigote, su cabello minuciosamente peinado, compacto al tacto y en combinación perfecta con sus manos, Dios, sus manos, la manera tan sutil de adivinarla, de decirle: - Te espero mañana, quiero la despedida.
Yo suelo quedarme tranquila, tu sabes, si pienso mucho que me voy, entonces me quedo, porque irme seria complicado (ya que lo pensé mucho) y quedarme es arriesgado; me encanta el drama, lanzarme en sus brazos como si no hubiera suelo y cayera directamente al infinito mundo de lo sublime, de lo divino, de lo poco casual. Aunque yo diría que fue casual, porque el bailaba con ella, ella lloraba, yo pensaba en quedarme, irme, buscarte, haberlo pensado y preguntarte donde estabas, para luego cometer el error y no arrepentirme de ello; pensaba en sus manos sosteniendo mis piernas, yendo de arriba a abajo, con extrema suavidad, con sutileza, con  ganas de pararme y decirle: - Habla mas fuerte que no puedo escucharte. Y que lo diga, que luzco diferente, que no soy como ellas, preguntándome que podría estar haciendo (si no pensara en ti) o recreando historias donde todos mueren por mi y yo muriendo por dentro, ni decir que por ellos, ¡uy no mi amor! yo no me muero por nadie. Yo le decía todos los días que lo amaba, que no podía respirar, que estaba sangrando, que finalmente me volví agria, toxica, ácida hacia él y esa personalidad tan aburrida, tan alarmante, y es que ¡ay no! ¡no, no, no! yo no puedo tomar tu mano y llevarte a que veas el abismo, decirte al oído blasfemias para que te animes a empujarme y finalmente cuando caiga, venir de ahí abajo (donde te encanta que esté) y suba a darte siquiera un poquito de lastima, porque las ganas, al parecer, ni te las conmuevo, para ver si sientes algo, si logras darle un poquito de importancia a las palabras, porque hasta ahora es todo lo que tengo; hice demasiado por ti. Es cierto, lo hecho, hecho está, solo queda aceptarlo, respirar y seguir adelante, podrá doler mucho imaginarse todas las noches, ese canto celestial de las sirenas, pero solo me dolería, ¡oh si! solo me dolería, si yo dejara que doliera, porque hasta ahora todo lo que sucedió fue por culpa mía, directa o indirectamente soy la culpable de los vidrios rotos, quizás dejé la concha en el suelo o simplemente empujé al Rey para que tropezara, y diera miles y miles de vueltas hasta parar aquí, a mis pies, pidiéndome aire porque se ahoga ante mi indiferencia, comiendo de mi mano cada vez que me sobra algo, porque me falta demasiado ya que en absoluto, no logro corresponderle, y entonces poco a poco caemos en el circulo, el ciclo, el hoyo sin fondo que nos tiene en el aire. uno muriéndose por el otro y  el otro buscando alguien por quien morirse. En definitiva pienso, creo que lo pienso demasiado, que el control ese del que tanto hablo, lo poseo cuando carezco de motivos para perderlo, lo cual debería mejorar; ése, sera algún futuro logro. Por ahora el tiempo le dará forma a esta porquería que lo único que ha hecho es resquebrajarnos, volviéndonos mártires; completamente fuera de control.
Yo diría que tus besos podrían detener estos días en los que te veo a mi lado y no puedo hacer nada para ayudar a la situación, para detener las ganas de irme muy lejos porque alguien como tu, que tanto me hace falta a mi, debe estar de sobra en algún lado, debe estar sintiendo la misma pena que siento, al reconocer gracias a cada factor a mi alrededor, que donde pertenezco no quiere aceptarme, no quiere digerirse, no quiere siquiera tragarme, porque un día lo hice, aprendí su secreto, las tecnicas, el bien con el mal, el mal con el bien, ¡vaya! la vida sí que será diferente, si supieras... si supieras lo mucho que quiero sentarme a tu lado, preguntarte qué lees, decirte que yo también cuando en realidad desconozco de ello, cuando en realidad quisiera  tus manos en mi brazo y tu perfil en mi frente, señalando mis defectos porque seria un deleite, que finalmente yo dejara de preocuparme por las luces y reconociera que ellas van directamente a ti, y por ahora a ella, y a el a mi lado, y a el tan alejado y a mi aquí, así, sin este control, contigo como un dibujo que por algún motivo se clava en todas las paredes, y las ganas, y los días, y el bien, y el mal y mañana... ¡mañana! 

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