Ocaso.


Creo que si empujo las cosas un poco más, la boca terminará por romperse, abriéndose como un agujero negro que tiende a pintarse hipotético ante los ojos de la ciencia. Ya nada es como solía ser hace unos días atrás, y siento como si millones de afiladas púas están sobre mi, siendo una especie de escudo, pero al mismo tiempo hiriéndome como si realmente lo mereciera, por todo el daño que cause, por la daga en la mano a mi espalda, por la boca rota como si las mentiras fueran a salir cantando y por todas las ganas retenidas de sostenerla por el cabello y besarle las manos. Me detengo así, viendo como todo va hacia un lado del barco y empieza a saltar al mar, a nadar burlándose de mi lejanía y lo mucho que éstos se van a salvar y yo me voy a quedar ahí, en el barco, en el medio de la nada; con el cursor arriba, que no me deja bajar, se tranca, se traba en esa bendita esquina derecha para no dejarme bajar y leer qué me dijiste, con la música limitada, los tonos contados, y la vida así... como si...
Quisiera verlas, para distraerme un poco de todas las veces en que fijamente observo algo que entre cielo y tierra realmente no tiene un punto exacto, y pienso en lo mucho que no quiero hacer, en cuanto quisiera morirme, acabarme y ya, consumirme sin dolor alguno y que de pronto un pequeño ''¡bomp!" le de paso a mi ausencia. Quisiera estar ahí donde solo puedo ir de esa manera tan injusta, para tu sabes, poder saborear con los ojos todo ese color crema que me gusta, el rosa, el amarillo, ese azul, así tan clarito, tan casi blanco, y darme cuenta que si volteo, mi cabello podría bailar en el aire, abriéndole puertas a un futuro exquisito donde no tenga que pronunciarte una palabra en español para expresar cuanto te amo, cuanto te espere durante todos esos días, sentada a su lado, escuchando sus banalidades, pensando que formar parte de su plan seria lo adecuado para adaptarse, y dejando que me escupiera pintura de colores que no me gustan, que no son crema, que no logran definirme como lo que verdaderamente soy, y que ese lugar complementa, que tu complementas, tanta ambigüedad para quedarme contigo que ni siquiera esas palabras y el sentido, lograron darme un aire en la amarga espera; que respondieras el teléfono, que dijeras que ahora si cumplirías tus promesas; yo no puedo volver contigo. Y mucho de mi viene de ti, y viene de ella, de las veces que nos traicionamos, que nos herimos mutuamente, porque si, yo también le quite fulgor a su luna.  

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Peter de mayo

Al otro lado del río y entre los árboles

Cuentos de luz en un cuarto de oscuridad en Amanda 215