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Mostrando las entradas de 2016

Lo que piensas de mi

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Sombrilla, paraguas, para-aguas, cosas de esas, pintalabios o pintura de labios o escarcha, Av. Panteón, Av. Baralt, realmente es el este, Distribuidor Metropolitano. Yo a dos túneles, tu después del Humboldt, el cerca de dos ríos, donde hay mucha agua. Adamas, Aubrey y Peter, Peter cariño, ay Peter perdón. El filtro se queda pegado a la saliva que poco a poco se seca en sus labios, y es gracioso como habla y se mueve, parece que estuviera pegado con algún tipo de líquido oleoso, transparente. Donal, como hoy hace un año, con una fisura en sus dientes. Serpientes, el Ávila, hermosa, en la mañana verde.  Yo soy control, muecas, ademanes, botones de silicón sobre un circuito quemado, independencia, libertad, eso soy, un hermoso palajito o pajalito que se posa sobre las varillas de la ventana, con las plumas tan amarillas, tan rosadas, y tomo decisiones, soy grande e independiente, entonces decido volar, y Adamas se ríe cuando con el pie izquierdo pego un zapatazo del demonio y los

Visión de mosca

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Te veo, incluso en la oscuridad te veo, cuando te abalanzas sobre mí, dejando tu cuerpo sobre el mío, tu peso presionándome levemente porque con tus codos (paralelos a mis costillas) te apoyas sobre la arena. Hablamos con tus labios rozando los míos, decimos que mañana, que hoy, que dentro de unos meses; estamos a merced del cambio. Me gusta cuando ríes y tu aliento me consuela, cuando la marea sube pasadas las tres y tus manos guían las mías a buscar refugio, aunque sigamos en la arena, tan cerca de la orilla.  Ópalo excava, organiza expediciones y excava, con sus manos agarra arena y las mete más profundo en la tierra, ensuciando la carne bajo sus uñas y trayendo consigo un sin fin de piedras preciosas y semipreciosas. Me habla con un tono de voz que parece ser compresivo para el que lo crea (yo no lo creo) y espera mis reacciones, sosteniendo mi mirada, bajando un poco la suya, subiendo una de sus cejas, la careta analítica. No se justifica, solo proyecta, me dice que yo soy u

Siete

                     Para F.B. único en su especie  Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo

Cascanueces

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Hay una cesta en el baño de un amigo que siempre veo cuando voy a cantar, y pienso que si me preguntaran acerca del desdoblamiento astral y los frecuentes ataques de pánico cuando los Dejavus vienen seguidos, honestamente reflexionaría que eso es valido, corazón, pequeña, tan delicada y bonita. Te veo desde afuera, y siento como el cabello se mueve en tu espalda, mi espalda, y que te ríes con la cabeza metida entre las rodillas, las palmas de las manos en tus pómulos, y sé que ves la canasta, elemento necesario para recordar si fueron dos, o si fueron tres, pero que seguramente (eso es así) no fue uno. A veces soy o a veces eres tan Patricia, Laura, Lorena, yo creo que Esmeralda, pero tienes un poco de Luisa, a veces tan María (todas son María, sobre todo en la mañana) cuando te mueves entre los chicos, creando colisiones, cual planetas (lo que temes) y esos muchachos que parecen tus primos, mis primos (recuerda los discos de vinilo de reggae, en pleno año 99) peleándose entre si p

Cómo matamos a Louis Adenauer (Martes)

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Martes, muere lunes I have fallen a long way. Clouds are flowering Blue and mystical over the face of the stars Inside the church, the saints will all be blue Floating on their delicate feet over the cold pews Their hands and faces stiff with holiness The moon sees nothing of this. She is bald and wild And the message of the yew tree is blackness, blackness and silence -Sylvia Plath D e una u otra manera mañana es miércoles y no se puede posponer. Los muchachos se reúnen en la plaza, a veces fuman mientras conversan sobre las consecuencias de las malas decisiones, y en otras ocasiones, llaman a las señoritas, a las que ríen y esperan, para comentarles con mucho resentimiento, que las decisiones de otros son inmaduras. Pero qué pueden hacer los mortales por eso, si guardan lo sucedido en carpetas, separadas por archivos filtrados entre pista y duración, apilados sin orden dentro de una biblioteca, y cada vez que quiere va, lo busca y recuerda, lo hurga y lo

Cómo matamos a Louis Adenauer (Lunes)

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Lunes, de esa semana E n prosa « ¿Desde cuándo lo conoces? Decía mi cielo, y no cesaba en su discurso Cargando cada frase con mucha más ira que la anterior ¿Desde cuándo? ¡Dime! Lloraba el cielo Se excusó el mar con el arrepentimiento Que luego de una reacción inesperada Dejó al viento a la expectativa y a la resignación De vivir con lo dicho Con el dolor precediendo el hecho de preferir hablar *** Entonces al cielo se inclinó hacia el mar Dejó mi cuerpo inerte entre ambos Y la presión, y los golpes de las olas (temerosas) en mi espalda Me dieron la sensación de haber perdido la brisa que había de por medio Que era el elemento estabilizador Lo que mantenía en armonía la vida El flujo cíclico de las cosas. Y ahora es nada, solo un hueco. » -Sarah P. L o tenía escrito en una de las agendas que estaba en la biblioteca y que Donal ojeaba mientras ella volvía del baño, a lo que la miró de soslayo pero ella no sostuvo su mirada, se avergonzó y pensó en retira

Cómo matamos a Louis Adenauer (Miércoles)

Miércoles, nace jueves E ra miércoles (ombligo de semana) y se reunieron en casa de Daniel, el catire, porque su mamá se acostaba a las nueve y caía directico hasta el otro día. Las morochas llevaron vodka y una de ellas fue corriendo a llamar al moreno Niche, porque sabía que él ponía la música que a todos les gustaba. A diferencia de Ángela, la de los ojos verdes, que pretendía escuchar los solos de Page cuando ya pasaban las doce (era la hora maestra), Donal sí compartía el gusto por lo sad and upbeat . —Ya están en la casa del rey los hijos de Plath—dijo Daniel mirando a Jordana—a ti se te ocurren unas vainas. —A mí me parece irónico, yo creo que tu careces de esa inventiva—le respondió Donal, al mismo tiempo en que le lanzaba el destapador de botellas a una de las morochas, la de cabello largo. El destapador cayó y Donal al agacharse a recogerlo, vio a Jordana agazapada en una especie de esquina imaginaria de la cual no saldría hasta pasadas las 2 de la mañana, si de al

Jordana

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DOCE Te veía subir todas las mañanas y un día lo intentaste; quizás era necesario unir mas que el espacio para poder coincidir, para evitar que otra mariposa negra naciera luego de que escupes en mi cara una mentira, como que te gusta, como que te quieres quedar.  En las mañanas me hablas de la vida como si fuera tan fácil para ti, como si no te equivocaras, y te la pasas corrigiendo de mala manera, con tanta modestia, como si no tuvieras tanto por aprender, como ella, como yo, como todos; y es inaudita, la manera en que te veo: confías en ti, luces tan juiciosa, prudente, y eres muy critica; miras de arriba abajo, te fijas en detalles que para otros ojos pasan desapercibidos, como una mancha en el cuello de un cardigan vino tinto, o las trenzas en los zapatos que no corresponden. Entonces mencionas a autores que desconoces, y los citas de mala manera, para sentarte a presumir del buen sexo que conoces, de música que como nosotros cantas, y de los invernaderos que posees fuera de la

En ascuas

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Ella me miraba, yo podía ver como la luz se reflejaba en su cabello, y parecía que no era castaño claro sino verde, azul, purpura y rojo. Sus ojos grandes de un verde oscuro, diciéndome que para qué salir juntas si vamos a pretender que no nos conocemos, o que es un simple encuentro fortuito en un café, con las piernas cruzadas y el dedo indice dando vueltas en mi cabello. La música no me dejaba escuchar lo que decía, creo que se quejaba de que estaba sola, de que no dormía. Por mi parte yo quería ir corriendo a Caracas, tomar una bocanada de aire llena de olor a eucalipto -que arrastra El Ávila en la mañana- llorar en las piernas de la nona, decirle que los cuadros de Adolfo pierden color a medida que cambio de estancia, y que el mueble se ubica en un nuevo lugar cada vez que ella se va, para no imaginarla sentada ahí, viendo a la ventana con  los ojos llenos de lagrimas y pidiéndome que vuelva. Mis mujeres son muy hermosas, están llenas de energía, y por la mañana bailan al

La sonrisa vertical

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Entramos y apago la luz, abrió el grifo y empezó a lanzar agua hacia el aire hacia el techo, hacia el cielo, hacia el espacio y las gotas pasaban junto a los satélites y se reposaban en los planetas Me beso sobre el lavamanos, alzándome contra la pared. Pensé en eso varios días, hasta que toco a mi puerta (y yo que pensaba ir a la suya) y no me vio a los ojos, no me dijo nada. ''No fue nada'' me dijo entre dientes luego, estaba acostada sobre la grama mojada  y pensaba que debía tomar el celular y llamarle cantarle cierta canción que suena cuando menos quiero escucharla como un encuentro fortuito en su casa, bebiendo vodka con las morochas mientras el catire (como todos los catires, ególatra) habla de lo bueno que es con el sexo y el moreno enarca las cejas. Me sentía sola cuando te vi, cuando me senté contigo a esperar que pasaran los minutos que precedían el ''vamos a vernos'' del viernes cuando esperamos a que fuera martes y de nuev

Los jubilados

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- ¿Vas a ir al velorio? -preguntó como fastidiada, note que había mucho ruido de fondo, como si estuviera en una escuela o en una feria. -No, no creo, ya son casi las 4 de la tarde y no tengo cómo bajar - respondí. Era verdad. Un si significa si, un no significa no y un no sé, es un no.  Estos días han sido una locura, apenas estamos paseando por la fraternidad y ya queremos dejarla, o salir corriendo por los pasillos recién encerados, en búsqueda del momento para resbalarnos sobre ellos, obteniendo un aterrizaje de inmortales, como si voláramos al ras del piso y nos ven caer con tanto estilo, tal cual una pluma, ligera, frágil.  -¿Por qué dejamos la fraternidad amor? ay Dios, ¿será por l a sonrisa vertical? Que chévere era caminar a tu lado, tus manos dan justo a mi cadera puesto que eres más alto que yo, la rodeas, la aprietas, la llevas a ti.  -Mira chico, ya estoy como el loco de tu papá -reímos - se acercó y me dijo ''te extraño'' y yo voltee los ojos,