Cómo matamos a Louis Adenauer (Martes)



Martes, muere lunes

I have fallen a long way. Clouds are flowering
Blue and mystical over the face of the stars
Inside the church, the saints will all be blue
Floating on their delicate feet over the cold pews
Their hands and faces stiff with holiness
The moon sees nothing of this. She is bald and wild
And the message of the yew tree is blackness, blackness and silence
-Sylvia Plath

De una u otra manera mañana es miércoles y no se puede posponer. Los muchachos se reúnen en la plaza, a veces fuman mientras conversan sobre las consecuencias de las malas decisiones, y en otras ocasiones, llaman a las señoritas, a las que ríen y esperan, para comentarles con mucho resentimiento, que las decisiones de otros son inmaduras. Pero qué pueden hacer los mortales por eso, si guardan lo sucedido en carpetas, separadas por archivos filtrados entre pista y duración, apilados sin orden dentro de una biblioteca, y cada vez que quiere va, lo busca y recuerda, lo hurga y lo siente.
—Yo creo que se sobreentendía que él no debía decirle nada a Jenna sobre nosotros, ni darle explicaciones, ni cantarle Orange County Suite. Yo la invente Donal, yo se la cantaba en las mañanas, y le hacia el café (en la cafetera roja, que estaba a medio funcionar) cuando Morrison two years have gone by, cónchale Donal, yo me arrodillaba cuando her phone would not answer yeah but, I was still home Donal, y el viene y le dice a la Jenna, a la sencilla esa, le dice que toma, que ponte esto, lúcelo para mí, báilame, como si fuera yo, Donal, como si mi poor heart aches no hubiese percibido la trampa.
—Al fin me dices algo, has estado como callada. No pienses en eso Jordy, what can you do for it?
—Ese olor a petricor me recuerda a la muerte, a los ociosos pensamientos a las tres de la mañana, al vago deseo de subir Donal, pero de verdad no quiero subir.

Estaban en un café del bulevar, llovía. Habían visitado a Ángela, la de los ojos verdes, la muchacha presidencial. Para Jordana era un estímulo ambivalente, sentarse con ella, seguir la conversación, vislumbrar a través de indicios (le resultaba sencillo analizarla, era prejuiciosa, arrogante y terca) con cuál tipo de impertinencia le respondería, si, si, como tú quieras, aja, dale, la charla sobre banalidades y los viajes, los incontables viajes, sin pasar por alto la hipocresía magistral en la que así misma se etiquetaba, luego de alardear sobre poseer los valores que hacen al buen ser humano, y en el medio tiempo andar caminando por ahí, en falda, enalteciéndose a sí misma, un culo fácil de besar, acariciando el espejo, llorando sobre su propio pedestal.

Del café cayeron directo a la recepción de un hotel en el centro de la ciudad, donde se veía la Av. Baralt en su completa extensión. Jordana cambió a un vestido de mejor tela, y Donal la cubrió con uno de sus suéteres negros llenos de pelo de gato. Se acercó a la ventana del hotel, seguía lloviendo, respiró, petricor, muerte. Donal hablaba con Charlie y escuchaban Pantera, se reían, se burlaban de las chicas obesas de la fraternidad, Avery, el pelirrojo, la miraba, quería decirle algo. Nunca lo dijo. Charlie era particular, con un talento extraño en el arte de los chistes sexuales y la adivinación de las penurias en la vida de otro, disfrutaban de su compañía, que a pesar de ser muy tímido, era buen conversador, siempre decía exactamente lo que tenía que decir, de lo contrario no sorprendía su silencio.

Se hacían las diez de la noche, ya la luna se veía redonda y sola en el cielo, no había ni una nube, había dejado de llover. Avery le dio el arma a Jordana, le enseñó cómo usarla y dónde la mantendría mientras llegaban al lugar.
—Tu mamá se va a quedar atónita cuando vea el tamaño de mi pistola, Charlie—decía Donal entre risas.
—Ustedes si son estúpidos, no ven que la mamá de Charlie tiene sexo sánscrito, a ella no le importa tu pistolita—interrumpió Jordana—Sino lo que haga con ella—gritó Donal, y todos rieron.
Parecía ser otro grupo de gente, de esas que te consigues mientras bajas las escaleras mecánicas de algún centro comercial, que vienen gritando y riendo y empujándose unos a otros. No lucían como quienes cuestionaban teorías y citaban autores, no tenían ni rastro de ser quienes se empujaban así mismos hacia los rieles del tren.

La semana pasada
El tren de la mañana, el tren rojo de la mañana
Interceptándome cual flecha
Omerta en mi cabello
Un susurro, imágenes
Diáfanas, desde el ala derecha

El sonido lo seca, para cerrar las puertas
Dejarme bajo sus ramas
Sus ramas muertas
No existo más –Sarah

Muchos cigarros, bebían whisky, a veces se arropaban en silencios, de pronto reían por los chistes de Charlie, cada vez que el auto caiga sobre un hueco, el bromeaba sobre cómo haría la mama de Donal cuando... Era de noche, Avery iba como hipnotizado y la carretera hacia el lugar estaba hecha pedazos. Jordana estaba a su lado, una que otra vez giraba para mirarlo pero él no volteaba, miraba fijo al frente.
—Yo quisiera que pensaras bien todo esto, lo de Rio no tiene importancia, si Jenna hizo lo que hizo es su problema, ya eso no tiene nada que ver contigo, tu parece que no entiendes, Jordana, nos vamos a enrollar por una estupidez—decía Avery, y se mordía las uñas, giró para estacionar y sus ojos coincidieron. No era precisamente lo que quería decir pero por algo debía empezar. Estaban en silencio y I ain't got no business here, veían a las mujeres bajar de sus autos, sosteniendo la misma mano que les pegaba el viernes, acomodando sus vestidos.

El whisky y el verano; ya no escuchaba los géneros alternativos, y entre el frío del auto y el inicio de If you don't believe the sun will rise, se halló así misma sumergiéndose en una olla de introspectivismo. Considerando lo del domingo en la mañana, y que such a lonely day y que esto y lo otro, y pintaba un tren rojo, el tren con ramas, decorado con gemas como rojas, como doradas y brillantes ''tirarse al Sena, algo por el estilo'' lo citaba, lo pensaba.

Pasaron dos horas. Estuvieron en el auto esperando. Ya era miércoles, ombligo de semana, estaba naciendo o renaciendo, porque siempre hay un miércoles, pero siempre hay una nueva semana, en efecto, hay un nuevo miércoles, y estaba recién nacido, pequeño y frágil, arrugado como viejo. Jordana tenía los oídos tapados y los dedos fríos, las piernas dormidas. El arma en la mano derecha. Garuaba, la sensación de las gotas en la cara, corriendo el maquillaje, arruinando lo del lunes. Se bajó del auto con Donal, se dirigieron hacia la entrada de la fiesta, Charlie en el auto con Avery,  charlaban sobre el pasivismo de sabrá Dios quien, mientras escuchaban a Bach, y de lejos Jordana, a medida que se alejaban del auto, lo oía, una leve melodía, estando allí, siendo no más que lo que era, but they have only fallen asleep, ay madre, they have only fallen asleep.

Era una pequeña reunión, en un parque a las afueras de una residencia, todo lucia húmedo, parecía recién bañado, había muchas telas blancas, era una fiesta de neón. Jordana caminó entre los autos, afuera en el estacionamiento, según su última actualización Jenna estaría ahí, «de aquí vamos por Louis» pensó. Buscaba entre la gente, y reflexionó que entrar podía ser complicado. Sin dar muchas vueltas, al darle la espalda a la entrada Donal estaba a pocos pasos de ella. Jordana le sonrió, hizo una señal de paz con los dedos y jaló su suéter con ambas manos «estamos vestidos de negro» le susurro desde no muy lejos, y el no pudo contenerse, se acercó un par de pasos y we're dressed in black from head to toe, we've got guns hidden under our petticoats, ambos rieron.

Donal fue de vuelta al auto a comentarle a Charlie lo de la canción, y Jordana aun reía, giró y ahí estaba, Jenna, con los ojos bien delineados (finalmente) la risa desapareció, le entró un dolor de estómago desconocido, como un nudo en las tripas, un susto; ella caminaba hacia el auto, con un vestido blanco y la sonrisa profanada, y Jordana lo sentía, el aliento de su boca, el frío, las proporciones de su cuerpo, sobre él, lo que quedaba del café, entibiándose en la estufa, y ella diciéndole si, si, entra, pasa. Le apunto de una, directo a la cabeza, y they have only fallen asleep pero no jaló el gatillo, no pudo hacerlo, justo detrás de Jenna caminaba Louis, y Jordana perdió el control, no esperaba encontrárselo ahí (la sincronicidad no existe) volteó y busco desesperadamente a Donal «tú lo matas a él y yo la mato a ella» pero Donal no estaba. Era ahora o debían esperar, el momento era flawless: afuera, cerca del auto, ambos, pero I've seen it many times each time they close their eyes and say goodbye, el corazón no daba para más.

Le disparó y todo el vestido se tiñó de azul, como tinta de lapicero. Louis la miraba cuando a Jenna uno, pum, cuando dos, tres, cuatro, caminó, pum, se acercó y pum. Lo miró, mirándola, y se acercó a él, olía a Red y en sus ojos la misericordia, la osadía, la abnegación precipitada tras el fusilamiento but I crumble completely when you cry, y Louis esto y lo otro, ven, platiquemos, y abandonar los planes es tan fácil como hacerlos, la simple divinidad en buscar las llaves, cerrar la puerta, subir las escaleras y llegar, entrar y no recibir ni una mínima muestra de afecto. El mísero hola que se asienta, como lo dicho y lo no realizado, en otro sentido, Niche le hablaba, comentaba que a veces hacia comentarios que estaban fuera de lugar, pero que le hacían reír. Ella pensaba en el agua para el café, entibiándose en la estufa. El destino azotó las condiciones, soledad, espera (había pasado un mes) y como si nada, su tez oscura hacia contraste con sus piernas, tonos más claros, como tostado, no obstante, siempre más oscuro que el suyo. Entraron al cuarto y entonces Give me baby one more time, ella reía porque el hacía como Presley, cuando realmente era Spears «no puede ser Spears, no suena a Spears» pensó, era Reddick, un poco fuera de onda para la ocasión, pero seguía manteniendo el tono que a ella le gustaba, y  se abalanzaba sobre él buscando lo blanco del ojo, esa parte donde los vasos sanguíneos se hinchan, y dejan caer las penas, que en otras oportunidades estuvieron bajo condiciones deplorables, y no se pudieron drenar.

Para Louis quédate en mi cama, quédate mañana, quédate conmigo. Maldito seas tú y tu espacio, tu cuarto cuadrado, tu cama en triángulo, tu amor mesurado y la mano, los nudillos, moldeados a la cara, al temblor que queda en los hombros tras la sacudida, el ojo, lo blanco del ojo, una pestaña, la música, la pista, y de vuelta en el cuarto los cuerpos chocaban, y entre el sabor y la sorpresa lo que sobraba era el tiempo, elemento necesario para pensar lo dicho, para olvidar el marrón de sus ojos, los ojos de la pequeña, Jenna, rodeados de un mal delineado negro que no iban con el flujo natural de sus facciones. Ella miraba a Jordana, le esclarecía el escándalo, sucesos pasados, que ahora pertenecen al vació de las carpetas, que no cubren lo necesario, menos luego de la abatida, de la traición, cual si fuera un huracán llegando de frente, con un vidrio en la mano, directo al pulmón derecho, perforando, dejando entrar la sangre para finalizar un ciclo que ya estaba devastado. Y así fue, el séptimo disparo.

 Justo en la mano, it seems like once again you've had to greet me with goodbye, Louis se enderezó, con el ceño fruncido, mirando a Jordana, y cuando abrió la boca para hablar salía tinta azul, un riachuelo azul eléctrico, olía a metal, y de la nada, con su mano perforada arañaba sus ojos, sus hermosos ojos marrones, los que Jordana besaba intranquilamente (back in the day) y los sacaba, metía sus dedos dentro de sus cuencas y sacaba todo de adentro, la tinta chorreaba, y la del vestido blanco from the blood stained clouds, miraba a Jordana, a medio respirar, con agujeros sobre el firmamento, citando a Hamlet y caminando hacia Louis, colocando las manos a nivel de su cintura. El seguía arrancando sus ojos, se detuvo, escupiendo a Jenna, llenándole el rostro de tinta azul.

 Con la mano perforada rodeaba la cara de Jenna y apretaba hacia sus cuencas, apartaba el cabello de su cara y le arrancaba los ojos, tinta, a chorros, y comenzó a llover, la lluvia, directo a la piel, borraba lo azul, difuminaba las caras, derretía las facciones, limpiaba la piel. De sus bocas, abiertas, como agujeros negros, llenos de tanto silencio, crecían flores, y a medida que llovía se caían al suelo, llenas de tinta se desparramaban sobre un charco azul. Donal vino desesperado, bebe vayámonos, bebe corre, vámonos, bebe, bebe, y Jordana rest in peace and give yourself to harmony recogía las flores, en silencio, solo se agachaba a recoger las flores pero give yourself to harmony, Donal la arrastró hacia el auto y ella reía, lloraba y reía, y Charlie estaba helado, muy quieto y distante, borracho. Mientras iban, alejándose del olor a metal, del rastro de tinta, era irremediable, now everybody's dead and they're driving past my old school, Avery desesperado tomó la Cotamil, la luces pasaban imperceptibles, Jordana lloraba y reía, y Donal en seco, como pausado.
She says, "Babe, you look so cool'', ''you look so cool'' —Cantaba Jordana y se enderezó en el asiento del auto—vámonos a donde el catire, su mama se acuesta a las nueve, cae directico hasta el otro día.



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