Donde está Celina

No hay respuesta para ciertas preguntas, significa que entre tanto anhelo todavía hay caminos por donde seguir. Quisiera verla más confiada, bajo un vestido de gabardina esperándome en la salida de algún restaurante, para verme y felicitarme por los éxitos de cualquier mes, ''te veo a toda hora mi niña'' y me dice que está segura de lo que piensa, que defiende y afirma su posición, yo le hago una cara pesada, echo los ojos hacia atrás. La verdad, no se acerca a los trajes costosos, a los autos con chófer mientras llueve por Altamira ni a la cena más costosa en el este de la ciudad, todo resulta retórico, poco conveniente, insípido y carente de conceptos y definiciones, no reconoce lo que defiende, pero lo respalda con base en imágenes que se proyectan bajo un telón manipulado, matizado con censura.

 Juntas compramos flores que harían crecer más flores, las pusimos en tarros distribuidos alrededor de la plaza principal, íbamos allí cada tarde antes de caer el sol para echarles agua, los muchachos reían y bailaban, porque era viernes y debía ser así, Paty, Paty, mira cómo ríen los niños. Hoy llego a casa y no está, no espera tras la puerta, se me va el consuelo, me echo a morir en el sillón, ahogándome con todo este polvo, con las partículas que bailan en el aire, porque no tuvimos la charla matutina explicándole mis sueños, a Carrie Fisher desesperada en búsqueda de aire, recostada sobre el diván del cuarto de papá, haciéndome despertar, un montón de buitres cayendo en picada sobre una torta enorme y grasosa, el amor, entre camas de hotel con Alec Baldwin sonriendo a mi lado, sacándome del sueño a las 6 a.m. un domingo previo a las vacaciones de verano, yo le echaba esos cuentos, premoniciones.

 Los tarros con flores permanecen vacíos, entre tanto yo paseo en falda por un centro comercial, recordando, descifrando, categorizando. Voy tranquila, con una pecera repleta de pequeños axolotes y juego con ellos desde afuera, conversamos por muchas horas, porque lo leí una vez de Cortázar y me obsesioné con tener uno, así que lo compré. El señor intercede, aparece el viernes por la noche, me toma por un brazo y me endereza, me invita a tomar café. Nos compaginamos, encajamos pero a la vez hay muchas partes de nosotros que quedan por fuera de la línea, el color se escapa de la tinta y lucimos como acuarelas. Somos colores, un estímulo en el ojo.

El señor es rutinario, todos los días a las 5 a.m. renace entre sábanas de pelo, almohadas de pluma, de un sueño ligero, a brincos llega al buró y enciende la radio, entre FMs y AMs da un salto largo hacia al baño, se perfuma, de pie frente al espejo cuadra un moño negro sobre chemise blanco, elegante como Fama, se dirige a hacer el café. De vuelta en la cueva donde yo reposo al calor de las plantas, me susurra al oído que me quiere, que está listo el café ‘’Buongiorno Principessa’’ con una vocecita chiquita, poco de un señor. Nos sentamos y conversamos, va de aquí para allá, juguetón y distraído, inmerso en un espacio utópico donde quisiera ser invitada, donde ser suya me hará sentir invitada, donde si me quiere tal vez yo sea invitada, a compartir lo que siente de primera mano, a sonreír a su lado porque predigo lo que piensa, me adelanto a los hechos.


El señor con flores me acompaña, lleva ramos de tréboles de 4 hojas, vamos camino a la plaza, a buscar a Paty entre la multitud, regar las flores con el agua de los axolotes, liberarlos en algún charco donde florecitas amarillas y blancas los acompañen. Alto y pálido destaca en el alba, con una luz tenue que dibuja sus bordes, donde siempre quedo por dentro, porque su molde me abriga, me recibe a brazos abiertos y me cubre con líneas, soy el color purpura mezclado con agua, acuoso, ligero y sobre el lienzo frágil, un poco más de agua y pierdo color. 

Celina escupe sobre el canvas, body canvas, planet canvas, decolora, se lleva consigo las líneas. Entonces este canvas es una cara con rasgos occidentales, la mano de Peter, Peter, F. B., un siete, martes, en mayo, las flores con olor y las alergias, es la mano izquierda de Peter deteniendo el tráfico, corriendo entre autos y llorando, riendo y llorando, yo planet canvas, el señor me despide en la mañana, body as canvas, Celina aguarda, no busca, no llama, no se arrima al calor, pobre señor, Peter, mi vida, mi Peter. 

A las 12 p.m. voy a su encuentro, el señor erguido camina lento entre la multitud, monótono, coloca los pies sobre las mismas placas de cerámica que pisó ayer y evita las mismas líneas, sube los mismos escalones, a la misma velocidad, mientras lo ven todas esas muchachas de la fraternidad y chismean entre ellas, porque creen conocerlo. Nos vemos y sin mucho esfuerzo me amoldo a su lado, disparejos caminamos a la vez que el deseo me consume y cedo, a visualizar su rostro muy cerca del mío, mi boca besando sus ojos y las piernas alrededor de su torso, donde me sujeto fuerte.

Un diente de león
Tengo un diente de león que soplo con mucha fuerza
Sus florecitas salen volando
Se tambalean en el aire
Doy vueltas como un gato sobre un campo de tréboles
Donde tú vas pisando las flores, Celina

Mi señor es sabio, anécdotas, moralejas, experticia y paciencia, tolerancia, es una criatura extraña con muchas manos en los dedos y ojos en el corazón, su cerebro palpita, bombea sangre y flores a todo su cuerpo. Señor que se ríe de sus bromas, que alimenta mi imaginación, me confía y exige permitir demostrarme que él no juega con el azar, él no forma parte del juego. Así que tiro dos monedas de quinientos, fuera del juego, Bolívar me patea y me libera, soy una mancha purpura entre sus líneas, sin agua intensifico el color. Lo siento y busco ser suya pero el señor se retracta, tras un impulso se inclina hacia atrás y me ve desde tan alto, donde estiro mis brazos y no lo alcanzo, lo llamo y no contesta, le escribo cartas y las desecha, ni las melodías las escucha. 

Las mujeres se van, toman un bus que las lleva lejos y se despiden ondeando una mano, mientras sonrío porque lloro, sé que no estarán. El tiempo se me agota, me sacudo a Celine con el dedo índice tras un latigazo y no hay impulso que me detenga, soy verde, purpura, naturaleza, me entrego a un señor que me da buenas ideas, habla de la vida, de la vie, de la beauty de la vida con ojos cautelosos, despiertos que señalan, somatizan, son honestos pero vagos, sufren de nistagmo, donde ni por casualidad apuntan hacia mi. 

Escribo con mis dedos, hago figuras en la arena, señor que vive flotando sobre una ola, en lo pacífico del mar, apaciguado se mece con el vaivén de la marea, a la hora de conversar se acuesta sobre una tabla y con sus ojos al cielo deja que el sol le queme las mejillas, dice tras un suspiro ''qué más da, no podemos hacer nada por eso Sarita'', ay Sarita chiquita y fantasía, tu estas fuera de horma, con un señor que abre la palma de tu mano y coloca un control remoto, con botones de goma cubiertos de grasa, insiste en que aprietes todos los botones y tu cuerpo a mayor cercanía, seria y abnegada te has de entregar, Sarah canvas, planet canvas, acuarela con agua, un pincel al ras de la línea, que traza, delimita, te invita a decir lo que piensas, a defender tu criterio, sobreanalizar sus sentimientos, agacharte sobre la mesa, ver los pies andar de acá para allá, esperar a salir, por favor Adamas quédate en la isla. 

Un señor de bigote gris, con una grande sonrisa, provista de toda la alegría del mundo, se abre de oreja a oreja y es cálida, hiere con su mirar, al pensar, con un dedo da golpecitos en su cabeza, vueltas alrededor, siguiendo un circulo que me rodea, hermoso, tranquilo, relajado, sus manos van cerrando mi cuello y no respiro, mientras veo mis ojos a través de los suyos, con agonía, su brillo que mira al mundo con lupa de bordes negros, los objetos chiquitos puede observarlos con detalle,  textura, colores, burbujas sobre pintura, su boca analizando, concientizando, echando un cuento con final trágico del cual aprendió algo, siempre se aprende algo, no dejes morir las plantas del tarro, las flores de la plaza, anda con Paty anda, un poquito de agua, piensa Sarah, soy un enorme señor que canta, call off the search for your soul or put it on hold again y yo me imagino en la terraza, arriba en un piso 7 con una toma cenital del jardín trasero, feeling like every part of me says go ahead y abro los brazos, el aire congratula, por mis plumas, las pelusitas.  


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