A un comunista.

Mi abuelo murió hoy, junto con decenas y decenas de personas que mueren cada día. Su historia no tiene nada de especial; no fué un doctor, un cantante, un abogado, mucho menos un político con dinero, pero puedo asegurarte que de tanta vida vivida le quedo una historia envidiable.
Intente contables veces acercarme a él con la intención de hablar sobre su pasado, un poco de aquellos días, un poco de lo que sabia. Intente infinitas veces hacerle reír, porque sabia yo en el fondo, que dentro de tantos años respirando hay cien años más que se han vivido sin aire.
Mañana hubiesen sido sus 93 años, sus noventa y tres Febreros, sus 93 vidas.  - ¡Vaya lugar para morir! -pensé hace un tiempo cuando luego de tonos de Fa bebiendo café bailando, su cuerpo reposaba en un rincón donde cualquiera lo pasaba desapercibido, donde solo aquellos con la intención de verlo, se percataban de aquel sin fin de hechos, de aquel retazo de historia que como otros, famosos, ricos, pobres, lo perseguía la misma cura irrevocable: la muerte.
Aquellos quienes ahora eran recuerdos, con la carga de los días fueron a despedirse, algunos iban seguido, otros se quedaron inertes. Murió a eso de las 2 y pico de la tarde, cuando un coro de querubines vinieron a buscarle luego de que varios días se escuchaba desde las lejanías, su tan armoniosa llegada.
Como siempre, aproveche este motivo para deshacerme en lagrimas por diferentes realidades; que si el país se esta yendo a la mierda, que si me siento inútil por estar encerrada, que si mis oportunidades parecen de vidrio, que sé yo qué más.
Serán incontables las noches en vela recordando los días cuando llegaba sin falta a las 8 para tomar café, bajar a comprar el periódico y regresar a comer, cuando el timbre sonaba a las 3 para venir a almorzar, para repetir el café, para citar y cantar. Cuando le gustaba oírme tocar el cuatro, o decirle cosas graciosas sin parar. Y en las noches:

Nadando las horas van
en gemidos de tristes notas
te recordaré con vivaz afán
de lagrimas que caen solas

Sin estragos del tiempo tú serás
por años el mejor recuerdo
de olor a café en galán
con quien espero bailar en sueños

Escribir sobre tí me duele
como nadar en horas ahoga
como tu luz mil veces perece
como vida con vida añoras

Comunista sin miedos, sin limites
para tus Valles querías el cambio
en caballos estas por irte
yo por ti recogeré el rastro

Frisabas tus veinte años
con gotas de lluvia que caen rotas
que buenos fueron mis ratos
con una mano en el cielo y en ti la otra

                                     
         

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