Extrasensorial

Te ves minúsculo bajo el manto de luces, bajo la luz que viaja por años y te ilumina la cara, sientes que giran y abres los brazos como apretando constelaciones y sigues con los ojos en el cielo y besando estrellas. Estas de pie a un lado de la carretera, con la vista a donde el rocío acompaña al alba e ilumina en tenues tonos amarillos y verdes el nacimiento de la montaña, lo observas con los ojos bien abiertos y sé que estas introspectivo, ausente, tu cuerpo inerte pero tú por ahí, en algún lugar. 

Mis labios se mueven y articulan, te hablo de la sensación de sentirme ajena cuando me veo frente al espejo, durante minutos me examino, mi nariz, mis cejas, la boca, los ojos, veo mi ojos y me siento, siento que eso que veo esta en mi cuerpo o que yo estoy dentro de eso que veo, de esa nariz desviada y la boca profanada, me veo y me siento, me siento en mi cuerpo y mi cerebro visualiza un espacio infinito y extenso, negruzco e inagotable, en el que lo micro y lo macro convergen y todo está en queued, sujeto a la superficie donde orbita y donde las fuerzas externas presionan y jalan para diseñar un campo donde lo que se está desarrollando está en espera, tu y yo estamos en espera, las mujeres están en espera, Ángela está en espera, pero mi vida, que hagamos el amor está sucediendo en este instante.

 Tus ojos que no me ven, chocan con los míos a medida que escudriñan mi cuerpo y lucen como planetas tan lejanos, que la luz no llega y se tornan oscuros, son oscuros. Chocamos, nos visitamos, entras en mi cuerpo, tomas una tacita de café tibia y me dices que yo soy diferente, me haces sentir diferente y te vas, te vas para dejarme allí, al borde de la carretera sujetando a Adamas por un extremo que separa el ahora del futuro y del compromiso, de una marcha nupcial a las afueras de Caracas para irnos a vivir a algún paraíso donde nada muera, donde la montaña es tan verde que provoca fusionarse con ella. Donde me alejo y lo dejo ido, disipado en su espacio y sin mí.

Te veo tranquilo y te amo, mientras te veo siento que te amo y entonces me armo, como eres pequeñito, tan pequeñito, te embisto, te rechazo y te empequeñeces mucho más, a tal punto que en mayo, cuando las flores purpuras, amarillas y naranjas adornen mis ojos cerrados, cabrás en mi mano y te reduciré a un pedazo de papel, te haré añicos sin mucho esfuerzo, mientras los mantras sueltan esporas y éstas polinizan otros cuerpos, creando un circulo que se muta tras una simbiosis, donde todas mis partículas y sus partículas colisionan y mantienen en constante flujo la energía. Tu porque te empequeñeces, yo porque me dejo llevar y él porque controla su interior, habla de abducción y con un tono seductor (que no combina con su perfume) hace que sus palabras surfeen en mi boca y vaticina los efectos en mi cuerpo.

Te traiciono, te hiero y disfruto de verte sangrar, con un lapicero abro agujeros profundos e irrevocables en eso que El Banco llama Recuerdos, entonces me alejo, te dejo en plena vía aun afuera de tu cuerpo y me voy, para sentarme sobre otro cielo y disminuir las probabilidades de un final idóneo para ti.

                                        you can have my heart, any place, any time 

Te siento, adentro te siento y te distingo, discierno entre lo que siento con cada movimiento, a veces siento azul y a veces siento blanco. Yo soy este sistema, esta estructura donde mi cabeza tiene capas que protegen mi ecosistema y mis pies son un terreno baldío donde conviven demonios y sirenas.

Mis intestinos son pequeñas criaturitas llamadas Chielos (estos entran por mis oídos y se reproducen rápidamente) que por estar debajo (y muy cerca) de mi corazón, juegan con flores, polen y abejas que están solo en mi pecho y que provienen de mi árbol principal, que los bombea a través de sus raíces, de donde estas flores y polen y abejas parten por andenes incontables que bajan y suben para finalizar en la estación principal. Mis ojos son dos piedras que se han formado por años, millones de años y que aún son fantasía, ven todo con ojos de mosca, donde cada situación de la vida tiene un porcentaje de brillo, cierto nivel de contraste, una luz natural que mis ojos no pueden quitar porque es nato, es propio de mí y mi sistema.

Cuando el entra en mi cuerpo, cuando su tinta y sus brazos van hacia mi cuerpo y están ahí, adentro, los Chielos se ponen celosos, porque no puedo escuchar, no escucho más nada que su exhalación saliendo de mi cuello como si fuera un túnel, saltando de una pared a otra para culminar en mis tímpanos.

Los Chielos soplan, soplan hacia más allá de las flores y mueven las nubes, hacen que emigren desde la parte trasera de mi constelación (usualmente llamada cerebro) y pueblen todo el horizonte, lo nublen a tal punto que mi constelación no puede manejar las estrellas, estas ceden a su cuerpo, abdican el sistema a la saliva, a los movimientos, la sensación de su aliento humedeciendo los huesos y siento tus manos dando múltiples vueltas, pluricurvas y extrapenetrando, dejando que las estrellas dejen de brillar por unos cuantos años luz.

 Entonces con mis ojos veo la estadía en tu sexo con una luz rosa suave, sutil y destacada por contraste blancos, donde mi sistema está sucediendo, ocurriendo, siendo y existiendo con tu sistema, de este modo somos presente, somos lo que sucede, los Chielos celosos y pequeños, las flores pasando por tus canales azules y que observo claramente en tu antebrazo. Te estoy pasando y tú me estas ocurriendo, estamos sucediendo mientras te siento casual, excepcional, secuencial, extrasensorial, baby, cielo, mi vida te siento secuencial.

Estas en mi como una reacción en cadena, de este modo, distribuidos en mi dermis hay alfileres que se incrustan, siguiendo un patrón delimitado por pequeñas fracciones de segundo previo al roce de tus manos, me tocas y entro en desfase, te beso mientras mi sistema está en desfase y siento las faldas de la montaña aplastarme pero es tu cuerpo, un rectángulo dorado yaciendo a mi lado y desnudándome con palabras de oro, sin dudas, sin retórica y en espera, renaciendo de las cenizas, cielo, mi vida eres un fénix, so out of this world.

No esperemos, para qué esperar si estamos sucediendo. Adamas me voy, me voy en la primera nave espacial de Chielos a donde pertenezco, a donde soy yo, un pajalito o palajito que se remonta en el cielo y a veces se hunde en el mar, que si se queda aquí, entre la tempestad de una ciudad en penuria, quiere ser libertad, amor y libertad, hacer el amor secuencial, desfasado, extrasensorial. 

Comentarios

Publicar un comentario

¿Qué opinas? Deja un comentario.

Entradas más populares de este blog

Peter de mayo

Al otro lado del río y entre los árboles

Cuentos de luz en un cuarto de oscuridad en Amanda 215