En el cosmos.


De nuevo, como ayer, como hace un rato, como mañana ¿qué debo creer? lo patético de toda la situación que engloba lo que sientes, o la complejidad de lo que dices, porque ayer estabas tranquila, diciendo que de nuevo caerías en eso, ¡asco por Dios! ya das por sentado que sucederá y para completar tu circulo vicioso, te entregas al ... tu sabes, nosotras sabemos, sigamos con eso. Te cito:

''- Y si se acaba qué, ninguno tenia garantía de que esto se iría prolongando, que llegarías a casa y me abrazarías por mi cumpleaños numero 37, que llorarías porque nunca pudimos tener hijos, que recordarías conmigo lo idiota que fuiste y lo fácil que fue cambiar ¿acaso es necesario todo ese amor vuelto miseria? tu sabes, el que disfrazas con el ''no tengo tiempo'', ''no tengo dinero'', ''no quiero vivir aquí'', porque cielo, desperdicio el tiempo pensando que lo que duele no es lo que dices, sino el sentimiento de culpa que prosigue al pensar que no soy lo suficientemente ella como para dar con la concesión completa de tu atención; tantas excusas para no hacer nada y yo aquí, allá, en el espacio esperando por eso, tu sabes, un poco de interés, un poco de ''estoy listo, vamos'', ''desnúdate''... pero no, todo es un enorme proceso, una enorme perdida de tiempo, que me hace pensar que todo esto es un desperdicio, que no eres tú ese que podría aparecer en mi vida cuando celebre mi cumpleaños numero 27, con el que lloraría porque no podemos tener hijos, con el que recordaría lo idiota que fuiste y lo mucho que te ame, que te amo, que te amare toda la vida.

Entonces lo dije, que no podía ninguna mujer del mundo dar por sentado un futuro al lado de un hombre, porque hoy vemos la luna y mañana le invitas una cena en el cosmos, si, a ella. Porque no hay sentimiento mas sublime que el de ser amado, tu sabes, un beso en la luna, la mano en lo cálido del sol, la sensación de bienestar, de placer, y entonces cae, se debilita, se desperdicia, se extermina; lo hecho, hecho esta, pero ahí va, la típica apatía hacia el amor, hacia lo exquisito del tiempo que fue disfrutado, que acabó; yo me entrego, cuantas veces sea necesaria, tu sabes... jugar en las estrellas, una y otra vez, hasta que simplemente sople las velas y sea tan tonta como lo fui en aquellos días pasados, cuando el tiempo iba a la velocidad de la luz y no existían quejas, cuando el amor era simplemente otra palabra mal usada, repetida, reprobada ¿Es suficiente? supongo que no, permite que me explique mejor... no es la cantidad de cuerpos es la densidad de luz que he de recibir.

Y témele a un futuro frió, porque hace rato tuviste las agallas para aceptar el error pero en unos años el dolor sera insoportable, como el de ahora, como el de ayer, cuando le hablabas de esa manera, cuando la miraste fijamente y pensabas en el sabor de sus lagrimas, en el color de sus caderas, el vaivén de sus gemidos, el valor que tuvo para insistir aun cuando ella sabia que yo te poseía, que yo podía hacerla lucir tan miserable por el simple hecho de besar tu pasado, y menear tus entrañas al verme, al besarme, al convertir mi cuerpo en un montón de sucesos que anhelo que pasen, que uso de metáfora para crear historias con otros hombres, para decirles que vengan y me hagan encontrar esa parte que se ausenta al estar contigo y querer mas, como que me diga que me quiere, que le gusto, que repose su brazo en mi cadera derecha y repita serenamente y a modo de cita lo que nuestro maestro en su juego final dijo: - es usted una de las delicias del genero humano  y yo me vuelva hacia él y no contemple tus ojos, porque todo fue hablado en otro idioma, porque nunca entendí que aquello de Geneva no era todo un cierto romance, y porque fue lamentable que dijeras que no me visitabas los viernes, que nunca lo harías, por tu vicio a lo virtual.

Pero lo hago, lo hago mi cielo, aun visualizo lo divino de la situación si fuera con ella, en aquel lugar, no tan alejado, mas cálido, perfecto para ti. Y ellas se quejan, de la soledad, tal cual lo hacia yo cuando me encontraba en un estado infinito de gracia, cuando esperaba por ti, cuando todo ese tema me parecía un montón de cursilerías para repudiar, pero en el fondo, era todo lo que deseaba; se quejan, tu sabes... pero si tuvieran que lidiar con esto te juro que no hallarían lo exquisito detrás de lo trágico porque como tu lo dijiste, soy una pésima optimista, tan negativa, tan opuesta a ti, quien todo lo ve como un montón de objetos inertes que no son afectados por el tiempo, que siguen allí incluso cuando no muestras ni una pizca de interés por su presencia, o un poco de miedo por la ráfaga de aire que golpearía tu vida si son arrebatados de tu lado súbitamente. Me hace feliz que los tengas, porque son la mejor parte de tener un día bueno, por mi parte yo solo los disfruto junto a ti, pero realmente deseo algún día conseguirme uno, de esos que no necesitan tanta palabrería o días banales para sentirse bien consigo mismo, sino la máxima entrega de disfrutar lo que no necesariamente tiene que repetirse, sino que queda a la espera, la dulce espera; no hay nada mejor que un amigo.

Recomendaría una tarde en que abunden los juegos, así como al mismo tiempo te aviso que soy una estrella fugaz, sin animo de dejarlo todo claro, tan solo te digo que ando por ahí, inestable con lo que siento, porque  conozco el equilibrio que debe llevar mi vida pero no he aprendido aun cómo mantener el control, entre lo que quiero, lo que tengo, lo que siento; por lo tanto soy independiente de tus 10 minutos, de tus escenitas, y ando libre, con tanto espacio a mi espera, lista para zarpar de tu vida en cualquier momento, cuando mas te ame, cuando este en casa con 37 años, sola como ayer, diciendo que ella era mejor, que aun sigo cantándole a sirenas, que tu deberías crecer, decidir, dejar de ser un niño...''

-¿Haces el amor? - Peter preguntó.

-En el cosmos -Ella respondió.

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