Ciudad satélite

Quiero que me llames, que me digas que te vas. Ayer apenas entendía las lineas en prosa y me pareció conmovedor, sabes, que pienses que me veo bien con el cabello detrás de la oreja y las ganas por el piso. Se reía mientras bajaba las escaleras, porque mis piernas temblaban y a medida que cada pie tocaba un peldaño levantaba polvo de diamantes, que subían a mi cabello y lo teñían de blanco, de un blanco platinado.

Las ganas son irremediables y llevaran a ejecutar el ''fin que justifica los medios'' como encontrarnos uno en frente del otro, tragándonos las palabras, y no poder recordar lo que vivimos por la misma pared negra con letras blancas, por la misma pared de vidrio o porque tantas voces al mismo tiempo no me dejan escuchar.

Pero no todo es tan terrible, la vida tiene cierto gusto agridulce, y tu me cubres con los brazos, justo en la cadera (porque encajamos perfectamente) y yo volteo a verte y la luz del sol da justo en tus ojos, bañan tu rostro como si fuera oro esparcido en esta asquerosa ciudad, oro lanzado desde el cielo, y me agitas, me gritas, me dejas caer.

Nos deslizamos hacia donde están los arboles y las muñecas Nao nos llaman desde lo oscuro, ocultando sus cuerpos entre los troncos y hacia allá vamos... te desvistes, me miras y me empujas, te montas sobre mi y la sensación de grama en mi espalda me resulta desconocida; lo recorres, cada espacio, sin cuidado y de forma tan brusca, y me preguntas al oído: ''¿te acuerdas de esto bebe, te acuerdas de esto?''

Vivimos juntos en el cielo, y los ángeles nos visitan todas las mañanas porque tengo polvo de diamantes en el cabello y la sonrisa perforada, como sus labios cuando bajaban y bajaban, y bajaban y no subían Ángel.

Mientras mis ojos no estaban en sus órbitas, como cometas sin trayectoria, como planetas sin rumbo, como Dione sin luz, como querer que se acabe, que se termine como el día en que temí que el cielo se agrietara, se llenara de lineas curvas y poco rectas que van resquebrajandolo desde adentro, así como tu te lo imaginas; se empieza a romper, a entrar aire por entre sus grietas, y las nubes se escapan a medida que se caen los pedazos, y van directo a tus pies, para que te inclines a recogerlos.

Y supe que tenia que ser de esta manera, sin prejuicios sin restricciones mientras tu te regocijas con la verdad, por mi parte, estaré entre sabanas de seda, con sus brazos sujetándome para no caer y evitar manchar la alfombra de sangre, con la cabeza colgando como si al sostenerla no hubiera algo mas que dolor.

Puedes tomar ventaja de mi susceptibilidad, de mis piernas temblando mientras bajo por las escaleras, de los viajes en tren hacia el sur para verte, hacia el este para buscarte y hacia el norte para dejarte porque con esto es mucho, nunca es suficiente. Las palabras son elementos que poseen mucha carga, y pesan, vibran y congelan momentos, lo vuelven todo un escenario frío y de tono cían, donde estas vibran a medida que la voz sale en una frecuencia  que parece una linea recta porque realmente estas en silencio, y porque a veces el no decir nada no ayuda en algo.


                                                                   

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