Mariposa.

Para ella. 


Estoy decepcionada de mí, en lo que me he convertido. Anhele durante una vida entera estos días que no había vivido, ahora que los vivo, ¡no los puedo controlar!
¿Recuerdas cuando nada importaba y hacerte reír era lo más importante? ¿Te acuerdas de mí? no, esto no se trata de otra carta digital diciéndote lo mucho que he cambiado, ¡todos lo hacemos! de eso se trata la evolución. Pero esta vez, lejos de hablarte sobre lo circular de mis cuadros depresivos, sobre qué decían los psicólogos cuando mencionaba que cambiaba tu nombre, o sobre las cosas que he hecho mal para darle paso a las cosas buenas; simplemente te diré que soy una mariposa.
Estoy feliz, creo. Ya no lo sé. Simplemente he pasado dos años cuestionando toda forma de vida existente y analizando todo aquello que me rodea, porque me gusta y me entretiene, porque finjo que mis días son aquellos escenarios que compartimos juntas, donde yo soy la actriz de 5 segundos y tú la protagonista de horas. Me he vuelto una miserable. ¿Pero sabes qué? todos lo somos. Aprendí que nadie es plenamente feliz, o está plenamente conforme, somos humanos: egoístas, inconformes y miserables.
Todos se quejan de aquello que les falta, de aquello que tienen pero no les funciona, ¿entonces? cuando creo que consigo a la persona que realmente es plenamente feliz, o está realmente conforme, siempre hay un detalle, mínimo, casi invisible, que ataca desde otra montaña, por lo tanto, no he visto mejoras, solo siento que vamos de mal en peor. 
Aun mi padre me sigue dando los mismos consejos, mi madre aún cree que estamos en los 80's y mi abuela sigue acordándose de ti. Los niños crecieron y viven entren cínicos, la política sigue siendo tema de peleas y disputas, Venezuela aun es el mismo laberinto, y yo, no puedo creer que fui tu oruga.
Ya no le tengo miedo a aquella mujer que fue la causa de nuestra ruptura, de hecho, la aprecio y de vez en cuando la saludo y le deseo éxito en su vida. Me he enamorado, y créeme, la complicidad es tanta, que confió plenamente en él. No es esa clase de hombre con el que pensarías que mi otra ‘’yo’’ estuviera, de hecho, nuestra historia es realmente fascinante. En lugar de buscar rehacer o hacer amistades, adquirir o mejorar talentos, me enfrasque en estudiar. Paso los días odiando todo eso que me hace querer adelantar el tiempo y trato de buscar las mejores palabras para crear buenos conceptos sobre por qué creo que todos somos miserables. Además, me siento completamente en el aire, en una parte intermedia en la que no caigo y no vuelo, pero estoy equilibrada. Supongo que así debo pasar mi vida: estable.


Lejos de todo eso, son reciprocas tus palabras, y a veces me agradaría poder resolver todos los enigmas que se hallan aun en el aire después de tanto tiempo. Sin más nada que agregar pero mucho por decir, seguiré dominada como muchos, por los sentimientos que motivan a la toma de decisiones, pues como decía aquello en mi pared: Hay cambios que nos llevan a grandes decisiones, y viceversa. 
Supongo que entre muchos ojos, de nuevo los gritos pasaran desapercibidos ante lo complejo de tus sentidos y mañana la lluvia de meteoritos tampoco será visible desde acá. Si, como ya sabes, también te echo de menos y si, quisiera tener un pase libre al infierno para explicarte muchas cosas que durante cortas charlas por miedo no pude decir.

Con todo el amor del mundo, Sarah.  

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