Al otro lado del río y entre los árboles
De zdzislaw Beksinski Soy los restos de un transeúnte que divagaba por la maleza de un campo baldío, debajo de la multitud que flota, sumida en mi incoherencia, turbulenta. Fantástica, victima y justiciera de mi camino. Imperativa, alzo la voz y las niñas obedecen, bosques tras praderas, trópico de cítricos; con sus manos arrancan frutas y las recolectan en pocillos de cerámica, manzanas y peras, albaricoques y duraznos. Coral, Coralillo y Concha de Piña entre uvas y frambuesas; muerte áspera, mansa. He decidido suicidarme. Como si fuera un evento cualquiera, decisión de viernes en la tarde que deja a un par de cuerpos refugiados por la lluvia, queriéndose demasiado. El libre albedrío de tomarse un par de minutos, sereno y calmado, optar por la opción menos convencional, la llamada cobarde y de puesto fijo en el segundo giro del séptimo circulo, picoteado por arpías durante toda la eternidad. Resulta paradójico, en el acordeón de la historia fijar una opinión certera, aser