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Mostrando las entradas de junio, 2016

Cómo matamos a Louis Adenauer (Lunes)

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Lunes, de esa semana E n prosa « ¿Desde cuándo lo conoces? Decía mi cielo, y no cesaba en su discurso Cargando cada frase con mucha más ira que la anterior ¿Desde cuándo? ¡Dime! Lloraba el cielo Se excusó el mar con el arrepentimiento Que luego de una reacción inesperada Dejó al viento a la expectativa y a la resignación De vivir con lo dicho Con el dolor precediendo el hecho de preferir hablar *** Entonces al cielo se inclinó hacia el mar Dejó mi cuerpo inerte entre ambos Y la presión, y los golpes de las olas (temerosas) en mi espalda Me dieron la sensación de haber perdido la brisa que había de por medio Que era el elemento estabilizador Lo que mantenía en armonía la vida El flujo cíclico de las cosas. Y ahora es nada, solo un hueco. » -Sarah P. L o tenía escrito en una de las agendas que estaba en la biblioteca y que Donal ojeaba mientras ella volvía del baño, a lo que la miró de soslayo pero ella no sostuvo su mirada, se avergonzó y pensó en retira

Cómo matamos a Louis Adenauer (Miércoles)

Miércoles, nace jueves E ra miércoles (ombligo de semana) y se reunieron en casa de Daniel, el catire, porque su mamá se acostaba a las nueve y caía directico hasta el otro día. Las morochas llevaron vodka y una de ellas fue corriendo a llamar al moreno Niche, porque sabía que él ponía la música que a todos les gustaba. A diferencia de Ángela, la de los ojos verdes, que pretendía escuchar los solos de Page cuando ya pasaban las doce (era la hora maestra), Donal sí compartía el gusto por lo sad and upbeat . —Ya están en la casa del rey los hijos de Plath—dijo Daniel mirando a Jordana—a ti se te ocurren unas vainas. —A mí me parece irónico, yo creo que tu careces de esa inventiva—le respondió Donal, al mismo tiempo en que le lanzaba el destapador de botellas a una de las morochas, la de cabello largo. El destapador cayó y Donal al agacharse a recogerlo, vio a Jordana agazapada en una especie de esquina imaginaria de la cual no saldría hasta pasadas las 2 de la mañana, si de al

Jordana

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DOCE Te veía subir todas las mañanas y un día lo intentaste; quizás era necesario unir mas que el espacio para poder coincidir, para evitar que otra mariposa negra naciera luego de que escupes en mi cara una mentira, como que te gusta, como que te quieres quedar.  En las mañanas me hablas de la vida como si fuera tan fácil para ti, como si no te equivocaras, y te la pasas corrigiendo de mala manera, con tanta modestia, como si no tuvieras tanto por aprender, como ella, como yo, como todos; y es inaudita, la manera en que te veo: confías en ti, luces tan juiciosa, prudente, y eres muy critica; miras de arriba abajo, te fijas en detalles que para otros ojos pasan desapercibidos, como una mancha en el cuello de un cardigan vino tinto, o las trenzas en los zapatos que no corresponden. Entonces mencionas a autores que desconoces, y los citas de mala manera, para sentarte a presumir del buen sexo que conoces, de música que como nosotros cantas, y de los invernaderos que posees fuera de la