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Mostrando las entradas de enero, 2015

J. C.

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Nos conocimos en una fiesta, el día ese cuando tu no quisiste quedarte conmigo; recuerdo muy bien que él estaba de malas con la morena, si, si, la del nombre raro que empieza por C, algo como Celina, Cecilia, Cerina, algo así; yo estaba un poco cansada porque pensar en ti tiende a agotar mis pocas reservas de paciencia, y porque sucede que, pienso en ti todo el tiempo. Mas que ir por las chicas, o quizás por el amargo sabor del vodka, creo que fui porque Luisa me invito, ella nunca ha faltado a  mis reuniones; yo te dije que ella solía sentirse muy bien con mi compañía, espero recuerdes eso. Me quede hasta tarde limpiando la mesa, detesto las manchas circulares que deja el café, y el olor de alcohol desparramado como si del cielo cayera. Estoy muy segura que él y Celina, Cecilia, Cerina, (una de esas) venían juntos en el tren, y creo que después de mi eventual dualidad (tremendo error) mis sentimientos quedaron un poco apaciguados; sin embargo, sentí pena por ella, estaba llorando,

Sobre tu triste ciudad.

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Pasamos a su lado, descaradamente, hablando de lo mucho que deberíamos llegar a casa y hacer una lista sobre las mil y un cosas que debemos organizar; solemos ser muy ordenadas. Desde hace un tiempo ya dejamos de echarnos a morir por no poder respirar cuando, entre una gran multitud, se nos vienen las ganas de vomitar a la cabeza. Tu sabes, esas que son incontenibles, antecedidas por ese gusto salado que te envuelve la boca y ahí, poco a poco apoderándose de tu control, llega, lo escupes en su cara, le dices que te traiciono, que te encontró mal parada, que te tuvo que pedir un montón de disculpas. Me gustaba mucho poner una cosa tras otra, por orden cronológico; primero me eche al piso y contenía la respiración buscando morir porque tu no alcanzabas mi posición, porque yo debía llamarte a gritos cundo aun estabas a mi lado, justo cuando reconocí que si la del problema no soy yo, no hay motivo por el cual cambiar, poco a poco fui entendiendo que si no ves las cosas de la manera e

De ayer.

Lo demás es predecible, como que ella tomara tu lugar de esa forma tan sutil, sin mas ni menos. Es que ambos lo sabíamos, yo siempre volvería a aquel campo de margaritas porque en tus colinas solo hay pavimento; no me gusta. Ella me dice que te menciono demasiado, que probablemente a todos los he mencionado mas de una vez ¿le dolerá? Y tu lo sabes ¿no? que todas las excusas que tomaste por razones, no fueron mas que simples hechos que jamas iban a encajar con esta historia, y lo sabemos... tu buscando un él, yo buscando un ella. Al final me contaron que estuviste en donde ya el sol no llega, y que hablaste con ella, que aguantaste todo eso que esta escrito un poco atrás, a donde quedo aquella preocupación tan grande con respecto a tu boca cerca de esos suspiros, como los de ella, ¡Dios! estos suspiros toman los tuyos y bailan con ellos hasta dejarlos al frente de un enorme pelotón de fusilamiento y sucede, ella me aprieta, con las pecas en sus manos, sus cejas yendo a 5 kilómetros por