Estado de gracia.
He pensado, pensado mucho. Llegue a la conclusión de que ¡estoy jodidamente harta!. En este puto mundo todos hacen lo que les da la gana y ¿yo no me puedo quejar?. Ha llegado la hora de pensar en mi, mi, mi, mi. ¡Claro! como todos lo hacen. Estoy harta de mi vecina, de mis padres, de las mismas canciones que ocasionan el mismo dolor, de los recuerdos fastidiosos, de las preguntas estúpidas, de la mejor actuación de todas fingiendo que poseo una felicidad que simplemente ya perdí. Estoy hasta los talones de gente que solo entra en mi vida, me lastima y se va. Te rompen, como las viejas promesas de primaria, o las promesas de los cuadernos de 6to grado, esas que dicen: Por favor, no cambies. Por parte de algún viejo amigo que debes tener meses sin ver. Ha llegado la hora de la estabilidad, la armonía y la satisfacción personal. Tengo todo, todo lo que necesito. Pero, creo que el karma se ha encargado de mostrarme que "cosas materiales" no lo complementan todo. Antes, care