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Mostrando las entradas de octubre, 2014

Dos Mil Doce.

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-Amargo el sabor que dejo en mi boca. -Amargo el sabor que dejo en mi boca - repitió para que nunca se le olvidara, pues tendía a no realizar un gran esfuerzo para memorizar. Pues si, como tú sabes,ese día yo estaba muy bonita, llevaba puesto el mismo animo que tenia en Septiembre (cuando todo inicio) y lucia tan hermosa, ingenua; como todo lo puro: ignorante de todo lo malo. Ya en Octubre sumí los sentimientos en donde estuvimos de pie durante Septiembre, y anduve por ahí, toda indiferente, toda taciturna. Fue entonces cuando conocí el uso de las palabras, de lo doloroso que puede ser el lenguaje, de todo eso que ahora me resulta tan tedioso porque durante tantos soles yo solo vivía soñando en lo que ahora poseo y no hallo cómo controlar. Me desconozco, no sé qué estoy haciendo, no logro distinguir nada en la más casta claridad; voy caminando pensando en lo que tengo, lo que quiero, lo que quiero y tengo (al mismo tiempo), y en lugar de preguntarme qué me gusta, mejor pregúntam